En el mundo empresarial, pocos valores son tan determinantes como la disciplina, especialmente en sectores donde la calidad y la higiene son vitales para proteger la salud de las personas. El Lic. Carlos Max Proa Blancas, Director Jurídico del Grupo Empresarial Escala y especialista en derecho corporativo, nos comparte una visión clara y contundente:
“La disciplina se convierte en un hábito, y el éxito no es un acto, sino un hábito.”
Desde su experiencia asesorando a empresas de diferentes giros, destaca que en la industria alimentaria la higiene y la calidad no pueden existir una sin la otra. Son dos caras de la misma moneda. Sin higiene, los alimentos no solo pierden calidad, sino que pueden representar un riesgo para la salud pública, abriendo incluso la puerta a responsabilidades legales por daños ocasionados.
Así, construir una cultura disciplinada no es una opción: es una necesidad estratégica. Es esa disciplina cotidiana la que garantiza que las buenas prácticas no se olviden, que los estándares se respeten, y que el compromiso con el consumidor sea más que una promesa.